miércoles, 5 de junio de 2013

Entrevista a Esther Bendahan




Esther Bendahan es una escritora nacida en Tetuán (Marruecos) en el seno de una familia sefardí. Estudió Psicología y Filología francesa en Madrid. Ha sido directora del programa de televisión “Shalom” (La 2). En la actualidad es Jefa de la programación cultural de Casa Sefarad-Israel. Además, escribe de forma regular artículos en diversas publicaciones como El País. Cuenta con diversos premios literarios, en el año 2011 se alzó con el Premio Torrente Ballester en lengua castellana, por su novela Amor y ley. El Tratado del alma gemela.
Su implicación por la preservación de la cultura sefardí la convierte en una referente en la materia.
 
Son varias las hipótesis con respecto a la expulsión de los judíos de la Península. Según su opinión, ¿Cuál cree que fue la verdadera razón?
Yo no soy historiadora, y creo que además desde un punto de vista histórico hay diversas interpretaciones. Como escritora al enfrentarme a los hechos prefiero entrar en ellos desde la vivencia, la experiencia singular de uno. La expulsión fue un drama irreparable, una atrocidad histórica que sembró Europa de una idea que ha sido muy dañina.
     Me consta que muchos sefardíes guardan importantes documentos históricos familiares. En su caso, ¿tienen alguna pista de dónde pudieron vivir sus antepasados antes de la expulsión?
Yo vengo de Tetuán, probablemente mi familia llegó a Marruecos. También hay datos de algunos que llegaron de Italia más tardíamente.
     ¿En su casa oía hablar ladino?, ¿habla usted judeoespañol?
El caso de las comunidades judías del Norte de Marruecos es peculiar, cuando llegaron los españoles en 1860 estas comunidades asimilaron su lengua al español. Yo he escuchado palabras sueltas en jaquetia que es la lengua judeo española del norte de Marruecos.
      Usted nació en Tetuán, y una de sus novelas lleva por título Soñar con Hispania, ¿tuvo ocasión de soñar con Sefarad antes de instalarse en Madrid?
Me vine muy pequeña… soñé después con Marruecos…Soñar con Hispania viene de una frase hecha que se dice en Israel, algo así como castillos en el aire.
     ¿Cómo era la España que se encontró Esther cuando llegó? , ¿cómo respondían los españoles ante un judío?, ¿le costó la adaptación?
Yo llegué muy pequeña, fue un cambio duro en realidad para mis padres, sobre todo porque dejaron todo y tuvieron que empezar de nuevo. Lo cierto es que en España no había cultura judía, éramos los primeros que los españoles veían cuando nos conocían, eso nos obligaba a ser de alguna manera activos en nuestra memoria.
      Existe un gran desconocimiento por parte de los españoles con respecto a la importancia que jugaron los judíos en España. ¿A qué cree que se debe?
Se debe a que al no haber judíos, al convertirse en una especie de otro estigmatizado, la España judía se prefería callar, ahora parece que está cambiando la situación.
     ¿Qué importancia tiene para un sefardí vivir en Sefarad?
Para un sefardí vivir en sefarad se puede en cualquier lugar del mundo, sefarad es como un espacio aterritorial, una historia, una mentalidad, pero vivir en España es una promesa cumplida.
     ¿Qué decisión cree que tomaría Esther Bendahan ante la orden de expulsión? , ¿podría renunciar a su religión u optaría por el exilio?
Optaría por el exilio, no quisiera vivir en un lugar donde se obliga a una creencia, donde no se puede ser libre para pensar y sentir. El totalitarismo es un mal que se da de muchas formas diversas, esa fue una de ellas. Lo cierto es que es difícil ponerse en el lugar de quienes tuvieron que dejarlo todo, por supuesto comprendo a quienes se quedaron, imagínese a alguien con un padre enfermo, que no pudiera andar, a una mujer embarazada de siete meses…
     ¿Piensa que vino a Sefarad o que volvió a Sefarad?
Como dice el narrador de mi novela Déjaló, ya volveremos, volvimos, aunque nunca nos fuimos del todo…

Crítica cinematográfica

 
 
 

Laura Guerrero tiene 23 años y su sueño es representar a la belleza de la mujer de su estado, La baja California, México. Lo que no sabe la joven mexicana es que en ocasiones los sueños salen caros, sobre todo si vive en un país donde la ley viene impuesta por los “carteles” de la droga.

Miss Bala presenta la realidad del país Azteca en estado puro; sin adornos, ni embellecimientos. Un drama que nos llega a través de los medios de comunicación en cada momento, en el que las masacres a decenas de personas están al orden del día. En los últimos cuatro años más de 35.00 personas han muerto ejecutadas a manos de los criminales mexicanos, “los zetas”, según fuentes federales.

Gerardo Naranjo, director de la película, nos adentra en un México real, donde la gente convive con la presencia y el sonido de las metralletas en sus calles, donde nadie es insalvable a caer en manos de las bandas violentas. Calles donde aparecen cuerpos colgados de puentes, como trofeos, sangre que fluye en el asfalto, etc. Un film en el que lo más importante es mostrar la desesperación de la población, vulnerable a sufrir la brutalidad armada. Por ello, la película no muestra una excesiva complejidad técnica, con una composición de planos donde lo que prima es crear un ambiente real y natural.

Durante toda la película, los ojos de Laura serán una auténtica “guía” para el espectador. No hará falta que Laura hable, ni llore, ni grite, etc. Los ojos de la joven son el espejo de su alma; una mirada que nos sumerge en lo más profundo de su ser. La interpretación de Stephanie Sigman, Laura, en la película, es tan magistral que incluso ante la ausencia de diálogos, el espectador puede llegar a tener la sensación de que se comunica con ella a través de la mente.

Naranjo presenta a Laura como una joven donde aún permanece la inocencia, una  chica que sigue creyendo en los sueños, una ilusión que las lleva a ella y a su amiga a querer presentarse a un certamen de belleza. Sin embargo, su futuro inmediato se verá truncando con la desaparición de su compañera en una fiesta, en la que interrumpen los narcos, y en la que Laura consigue escapar milagrosamente. Parte de esa pureza queda reflejada en el momento en que la joven desesperada acude angustiada a la policía, ya que desconoce el paradero de su amiga. Será aquí cuando la joven despertará de su sueño para adentrarse en el auténtico infierno de México.

El director de la película presenta la corrupción de México en algunos organismos o instituciones ya conocidos: dirigentes de estados del país, la propia policía, etc. Lo llamativo es que vislumbramos que esa corruptela también se encuentra en la propia organización de los certámenes de belleza, donde la perversión de su equipo directivo lleva a utilizar a esas “niñas” como muñecas para el intercambio de favores entre la élite del país. 

A Laura Guerrero nadie puede protegerla, ni siquiera parece que nadie piense en su porvenir. Su padre huye con dolor, conocedor de que nada puede hacer. La policía le entrega al mejor postor, los narcos la someten a todo tipo de vejaciones, la organización del certamen de Miss le obliga a estar en sus órdenes. Mientras tanto, Laura se encuentra totalmente sola, aislada, maltratada, violada y sin futuro. Indistintamente de la edad del espectador, Laura se gana con su desgarradora historia el “apoyo” de los allí presentes. Cualquier parte del público puede ver en Laura a una hermana, a una hija, a una nieta, etc.

Los espectadores son el verdadero soporte para que Laura se levante; ella no está sola, el público está con ella. Una “suerte” que no corren otras chicas en situaciones similares, las cuales, por mucho que cierren los ojos, se siguen despertando en la misma tragedia.